domingo, 6 de junio de 2010

El Libro del Mes: El Asedio






"Hay un mendigo en el suelo, su espalda apoyada contra la pared... Al pasar el corsario por su lado, levanta hacia él la vista.

- Deme algo, mi brigadier... Por amor de Dios

Sigue adelante, pero se detiene de pronto. Un tatuaje azulado, borroso por el tiempo, que advierte en el antebrazo del mendigo llama su atención. Un ancla, parece, entre un cañón y una bandera.

- ¿Qué barco?

Le sostiene la mirada el otro, desconcertado al principio. Al cabo mueve la cabeza, como si comprendiera. Se mira el tatuaje y luego levanta de nuevo los ojso hacia Pepe Lobo.

- El San Agustín, un ochenta cañones. Su comandante, don Felipe Cajigal

- Ese barco se perdió en Trafalgar"

La boca del mendigo se quiebra en una mueca desdentada que en otro tiempo y otra vida fue una sonrisa. Con ademán indiferente señala su muñón desnudo.

- No fue lo único que se perdión allí.

- No hubo socorro, supongo - comenta Lobo

- Lo hubo, señor... el de mi mujer metida a puta.

Ahora es el corsario quien asiente despacio. Pensativo. Después mete la mano en un bolsillo y saca un duro: el vejo rey Carlos IV miranda hacia la derecha, lejos, como is nada de aquello fuese con él. Al tocar la onza de plata, el mendigo observa al corsario con curiosidad.

Después aparte la espalda de la pared y parece ergirse un poco, con una ráfaga de insólita dignidad, minetras se lleva dos dedos a la frente.

"Cabo de cañón Cipriano Ortega, señor. Segunda batería".

El capitán Lobo sigue su camino. Lo acompaña la hosca pesadumbre que todo hombre sometido a los azares del mar y de la guerra siente ante la mutilación y la miseria de otro marino.

Quizá un día se vea él mismo de ese modo, piensa Pepe Lobo mientras se aleja del mendigo. Y en el acto se obliga a dejar de pensar."

Pasó algún tiempo desde que salió de las imprentas el último libro de Arturo Pérez Reverte, Un Día de Cólera, pero esta obra no es de ficción: narra los sucesos del levantamiento popular de Madrid contra los franceses en 1808, que fueron inmortalizados por los terribles grabados de Goya.

Este trabajo multitudinario, narra con rigor de historiador y con pinceladas de novelista lo que ocurrió en aquellos días funestos de la historia española, tal y como narró en Cabo Trafalgar los sucesos de la famosa batalla naval desde el punto de vista español.

Ahora nos presenta una novela cuyo telón de fondo es histórico, pero sus personajes ficticios, con un sabor parecido a lo que logra en su exitosa serie El Capitán Alatriste, donde la España del Siglo de Oro es descrita con delicadeza y minuciosidad.

En El Asedio, el marco es el asedio del puerto de Cádiz durante la ocupación napoleónica, con historias que se van engarzando en la trama de la ciudad sitiada: un capitán corsario, una dama que maneja una empresa naviera, un oscuro y brutal oficial de policía, el asesino serial que mata a sus víctimas a latigazos, el capitán francés obsesionado con destrozar el corazón de Cádiz con sus queridos cañones de bronce, el guerrillero español que se bate contra el enemigo a veces sin saber porqué... Y todo con la magia narrativa de un autor que habla de los usos y costumbres de una ciudad y personajes que vivieron hace doscientos años como si fueran sus mismos vecinos.

Es la mejor narrativa del Maestro de Cartagena hasta ahora: Asediar este libro me tomó 72 horas. Es de los que no puedes dejar de leer, valga el cliché.